Desde el mismo inicio era consciente de lo que encontraría, o mejor dicho, desde el momento en que vi el trailer; un adelanto que no se guardaba casi nada, al menos para dejarme algo bien en claro: Eddie The Eagle era una película que se basaba en el esfuerzo y la superación de obstáculos para alcanzar una meta, a la que el mundo pareciera no querer dejar llegar al protagonista.
*A partir de aquí puede que haya algún que otro spoiler leve sobre la película*
Y si bien ese breve resumen con total tranquilidad podría
utilizarse para cualquier film de similar temática, especialmente del mundo del
deporte, esta producción de Dexter Fletcher logra dejar su huella gracias a la
ejecución de su trama, que a primera vista podría considerarse un tanto
genérica en el rubro.
Realmente es una maravilla encontrarse con esta escena apenas empieza la película. |
Estos dos son divinos. El padre queriendo que Eddie ponga los pies sobre la tierra y ella dándole con los gustos. |
La introducción de la película es algo esencial, y que
definitivamente prepara al público para lo que está por venir. Porque Eddie
Edwards se nos presenta por primera vez cuando todavía era un niño y casi de
manera inmediata descubrimos su afición por los Juegos Olímpicos y su búsqueda para
convertirse en un atleta olímpico, sin importar cual fuese la especialidad.
El poder llegar a ver esa etapa de su vida es sin duda lo
que marcaría tanto toda la trama como la ambientación de su historia, ya que si
hay algo que nunca se pierde a lo largo de las casi dos horas que dura la cinta,
es la inocencia innata que lleva consigo el protagonista. Una simpleza genuina
que se sostiene en el sueño de un niño, en donde debido a las circunstancias de
su momento, su meta era simplemente estar ahí, no ganar ni recibir medallas.
Hugh Jackman, brillante. Le viene como anillo al dedo ese rol de entrenador y soporte moral. |
"Tu cuerpo se inclina hacia el frente para impulsarte, como ala de ave." |
Esa emoción que transmite al hablar, algo que cuando está sobrio no demuestra. |
Gracias a un Taron Egerton que logra ponerse a la perfección
en su papel, uno como simple espectador no puede hacer más que conmoverse y
empatizar con Eddie y la travesía que le toca recorrer para alcanzar su sueño.
Una narrativa que es tratada en todo momento con un tono bastante ameno; las
dificultades que sufre nuestro protagonista a cada paso que da se hacen sentir
con fuerza, pero no afectan para nada a la ambientación de la película.
Eddie The Eagle tiene la cualidad de no ensuciar el momento
cuando se adentra en el drama, sino que se maneja dentro de ciertos niveles
para continuar siendo fiel a sí misma y respetar su esencia. Tal es el caso por
ejemplo de Dustin Target, quien se nos presenta como el malo de esta historia,
y ser el encargado de poner palos en la rueda a la primera oportunidad posible.
Los noruegos, unos personajes de aquellos. |
Esta parte en el ascensor es bárbara, tan diferentes y a la vez tan parecidos. |
Una figura que a su vez sería el reflejo de la nueva era en
la que entraban los Juegos Olímpicos, una en la que los sponsors y el lado más
ambicioso de los responsables de la administración pasarían a un primer plano,
mientras que el espíritu deportivo y amateur sería dejado de lado. Un contraste
que sin lugar a dudas sirve para resaltar aún más el recorrido que emprende
Eddie y su significado.
A estas alturas es totalmente natural decir que Eddie The
Eagle es una película para recomendar, donde lo importante no sólo es lo que
transcurre en pantalla sino la forma en que ha sido trabajada y el mensaje que
se nos entrega. Un detalle no menor, ya que resultará conmovedora aún para
aquellos que conozcan de antemano la historia del saltador de esquí inglés.
Veo esta captura y no dan ganas ni de subirme al ascensor. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario