14 octubre, 2017

Robin Hood Prince of Thieves: Nostalgia 'mode on'.


Innumerables han sido las veces que he visto está película de niño, en el canal de aire e incluso en los trasnoche, en la época en que aún todavía tenía televisor. Así que no saben la emoción que tuve días atrás al volverla a ver, esta vez en su idioma original, subtitulada, y completa... porque en la emisión de aire quitaban alguna que otra escena para que no excediera las dos horas.

*A partir de aquí puede que haya algún que otro spoiler leve sobre la película*

Esperaba desilusionarme a pleno, más que nada por la simple experiencia de que aquellas películas que en nuestra niñez nos han gustado, hoy en día van perdiendo su atractivo. A pesar de ese temor, esta versión interpretada por Kevin Costner me ha gustado mucho más que el Robin Hood de Russell Crowe.

El duelo de troncos en el río, según he leído por ahí
es un clásico en la leyenda de Robin Hood.

Esa expresión de "te ayudaría, pero tengo las manos atadas."
Azeem, todo un amigo.

En ningún momento Prince of Thieves aspira a ser algo que está fuera de su alcance. ¿Una historia épica sobre la justicia y el honor? ¡Jamás! Simplemente sería una aventura medieval, en la que tenemos algunos personajes que se guían por un código de honradez mientras que otros tienen su propia escala de valores, pero se desenvuelven de una forma tan natural a lo largo del film que provocan que uno pueda sentir simpatía por ellos.

Si hay algo que reconocerle a esta producción es que a todo lo que uno pueda llegar a criticarle, se le puede encontrar algo que juega a su favor en el mismo aspecto. ¿Es históricamente incorrecta? Pues con tremenda escena final, no hay duda de ello, aunque sinceramente como ya he dicho nunca pretendió serlo.

-"¿Cómo tomaron Jerusalén los incultos como tú?"
-"Solo Dios sabe."

"Esto es grano. Cualquier tonto puede comérselo..."
La sabiduría en persona.

No obstante deja a su paso ciertas curiosidades acordes a la época: la creencia en las brujas y el diablo, aquel breve comentario de lo débil que es el acero inglés, o sin ir más lejos el detalle del escriba, en una época donde el saber leer y escribir era todo un privilegio.

Con unos villanos tan malos que hasta por momentos parecen caricaturescos, Robin Hood Prince of Thieves, juega permanentemente con su trama, mostrándose con seriedad por momentos y en ocasiones dejando entrever un toque de humor; a veces haciéndolo explícitamente, otras con cierta sutilidad.

Esa voz bien roca que tenía Guy de Gisborne,
como diciendo: "soy malo, muy malo."

El alguacil de Nottingham, todo un personaje.

¿Se imaginan a Crowe besando un poco de barro?
No, porque su Robin no tiene emociones.
(Esta escena es de lo más normal, no es mi culpa que ahora
resalte porque el nuevo Robin Hood apeste).

De esta manera la versión dirigida por Kevin Reynolds, se convierte en una obra amena apta para todo público, en donde nuestro protagonista principal posee una personalidad carismática y no tiene ningún tipo de inconvenientes en demostrar sus sentimientos según las circunstancias: esa alegría de regresar a su tierra natal, su reencuentro con Marian, o incluso la tristeza al descubrir que su padre ha sido asesinado.

Otro factor muy importante en los que se destaca sobremanera superando a la adaptación más reciente es en las batallas. Mientras que la obra de Ridley Scott apela más a la épica de los números, El Príncipe de los Ladrones se conforma con poco, al sentimentalismo básico de ver una lucha en plena época medieval.

Todos se quejaban de su presencia,
pero nadie se paró a hacerle frente.

Nada mejor para demostrar la hombría
que soportar el dolor frente al fuego...

...al menos por una toma, porque en la siguiente
está suspirando tratando de aliviar el dolor.

Porque los celtas vienen y no cualquiera les puede hacer frente... ¡celtas, oh por dios! Ese terror que infunden con su salvajismo al asomarse en el horizonte, haciendo que hasta el propio Azeem reconozca el desafío, le da un realismo que supera cualquier posible pequeño error en la puesta en escena. Lo mismo ocurre en el rescate final, donde nuestros héroes son sólo siete, pero esa experiencia de ver a Robin disparando flechas con explosiones de fondo es única.

-"Celtas. Que Dios nos ayude."
-"Alá, ten compasión."
El frío que les corrió por la espalda, ni les cuento.

Es así que Robin Hood Prince of Thieves, nostalgia de por medio, es apreciada como una muy buena película de aventuras, entretenida, y lo más importante, sincera a sí misma (esto creo que ha sido lo fundamental para ser considerada como muy buena). Sin dejar de mencionar el reparto de lujo que pone en pantalla, no sólo con Kevin Costner, sino también con Morgan Freeman, Christian Slater y Alan Rickman, sin olvidarnos del señor Sean Connery, quien apareció justo a tiempo para darle un cierre de oro.

No soy un experto en la filmografía de Morgan Freeman,
pero es la primera vez que lo veo en plan de guerrero.

"Buenas tardes, soy Ricardo Corazón de León...
perdón, Sean Connery, y vengo por mi cheque."


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