Dudo mucho que haya sido casualidad, debido a que el timing
fue casi perfecto aún contando las efímeras pausas que tuvo a lo largo de su
serialización, pero a mediados de marzo el manga de Assassination Classroom
llegó a su fin, coincidiendo de manera sospechosa con el periodo en que
terminan las clases en Japón.
Me gustan esos pequeños detalles que tienen algunas series, en los que se nota que hay una gran dedicación, no tan solo del autor sino también de parte de la editorial a cargo; en el caso de esta última probablemente se lo vea más como una acción de marketing, pero el impacto no deja de ser menor por ello.
Las metáforas visuales que se ven a la hora de los exámenes son uno de los recursos que más me gustaron. |
Hace un poco más de tres años y medio Koro-sensei hacía su
debut en papel intentando ganarse un lugar entre los grandes tanques de la
Shounen Jump, y vaya que lo logró. Si bien hay que admitir que en cuanto a
popularidad está lejos de referentes como One Piece o Naruto, la aceptación en
el público nipon le permitió extenderse con tranquilidad a lo largo de 180
capítulos semanales, sin contar los extras ni el futuro spin-off.
Adelantándonos lo que se venía a futuro, aunque la mayoría jamás nos dimos cuenta. |
Este adelanto fue más obvio, pero no por eso menos especial. |
Para quienes se pregunten qué es lo que hizo tan especial a
esta obra de Yusei Matsui, tal vez haya sido esa mezcla entre adolescencia y
adultez que lleva impregnada la serie en todo momento. Poner el destino del
mundo sobre los hombros de unos estudiantes de preparatoria no es nada nuevo
para un manga, no obstante la gran diferencia se percibe en como se trata y se
lleva a cabo el desarrollo de la historia.
Las lecciones que dejó Koro-sensei a cada uno de los alumnos
de la clase 3-E a lo largo de todo el año lectivo llegan a calar bien hondo en
los lectores también. No solo gracias al realismo del mensaje en sí, sino
también a la verdad que esconden sus enseñanzas, ya que sin dudas lo que hace es
preparar a su alumnado para la vida de adulto.
Koro-sensei no fue el único que dejó lecciones a su paso. Incluso, el director fue mucho mejor antagonista que el famoso dios de la muerte. |
Todo aquello enmarcado en un contexto de fantasía pura. Quizás
ese pequeño detalle es lo que provoca que las lecciones cobren mucha más
relevancia aún. Si bien la trama durante gran parte del manga recorre
situaciones comunes de la época escolar, también presenta escenarios totalmente
ficticios y que son capaces de desafiar tranquilamente el concepto de
normalidad para una escuela de preparatoria.
Desde duelos a muerte con asesinos profesionales, hasta el
inolvidable viaje a la estación espacial (uno de los momentos más inverosímiles
de la serie), o así también como los duelos entre Koro-sensei y los usuarios de
tentáculos que intentaron matarlo, los estudiantes de la clase 3-E tuvieron un
último año de preparatoria completamente envidiable.
Y a pesar de que el gran final de la serie ya estaba casi
anunciado desde los primeros capítulos, aquello no fue motivo para restarle
calidad ni emoción, incluso se las ingenió para regalarnos alguna que otra
sorpresa en los últimos tramos del manga.
Cerca de la fecha límite, Assassination Classroom intentó
darnos esperanzas para poder seguir teniendo más de Koro-sensei aún cuando
acabara la serialización, algo que sinceramente hubiera sido bastante rebuscado
en caso de llegarse a dar, pero aquello no fue nada más y nada menos que un
mero preparativo para las últimas enseñanzas que trasmitiría el pulpo amarillo.
El temible monstruo que destruyó la luna. |
Y en el fondo, Karma siempre lo supo. |
Con una batalla final entre dos monstruos (antiguos maestro
y discípulo) al mejor estilo de la Shounen Jump, la obra de Yusei Matsui encaró
su despedida mostrándonos una emotiva y última clase, pero no deteniéndose en
aquello, sino que para placer nuestro se animó a mostrarnos qué había sido
luego de los alumnos de la clase 3-E.
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